domingo, 13 de noviembre de 2011

NUNCA VIOSE CABALLERO DE DAMAS TAN BIEN SERVIDO"

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 Ni libro tan bien acompañado en su bautizo. El pasado día 5 de noviembre se presentó el poemario “Del amor y sus aristas” y, esa misma tarde, me vi violentamente asaltada por igual virus que el que atacó a Almodóvar con su primer Oscar.
¿Cómo agradecer las hermosas palabras de Eugenia Correas? Geni, no se deben decir cosas tan bonitas sin avisar, me tuviste al borde de las lágrimas, fue una presentación entrañable, cálida, generosa y especial, no podía ser de otra manera en realidad, viniendo de quien venía.
Theo, gracias por tu prólogo, tu música y tu amistad.
Antonio, fue un placer tenerte al lado y oír mis poemas en otra voz. Mil gracias.
Mis chicos de TAF no sólo adornaron la mesa con un ramo de rosas, sino que templaron mis nervios con la confianza que me dio saberlos cerca, a un pasito de mi mano.
El equipo A estuvo al completo, esta vez el viaje fue por el mundo de las letras, espero que lo disfrutaran como yo disfruté su presencia. 
Gracias a los amigos del “camino”, os debo un albariños en Santiago.
Gracias a mi gente del barrio, siempre buena compañía.
Gracias a todos aquéllos que vinieron a oír otra forma de “comunicar”, ellos, que tanto saben de comunicaciones.. 
A toda esa gente estupenda que he ido conociendo a través de la escritura, con los que comparto relatos, versos y risas, que escriben con tinta viva, juntan letras y echan raíces en el papel.
Gracias a mi familia, con la que comparto genes y con la que no comparto genes, pero sí lazos de cariño y amistad.
Gracias a los amigos de mis amigos, a la gente que quiere a los que quiero y que también vinieron a hacerme compañía.
Gracias a todos los que no pudistéis venir, yo sé que de alguna manera estuve en vuestro pensamiento.
Mil gracias a todos.

martes, 18 de octubre de 2011

“ TIEMPOS DUROS, TIEMPOS SALVAJES” (Ilegales)





Hoy la fe se me escurre entre los dedos,
y no encuentro plegarias
que puedan consolarme.
Que están los tiempos duros
forzando las cancelas,
pisando los jardines,
dejando a niñas rotas en la calle,
sin nadie que las aparte de las ruedas,
sin nadie que las salve.
Sordo y ciego
el pie que las esquiva.

Hoy preciso de alguien que me mienta,
de alguien que me engañe,
que oculte con sonrisas de domingo
este amargo olor de la barbarie.


domingo, 2 de octubre de 2011

JARDINES DE SEDA












Sentada en silla de enea,
al calor de la solana,
la abuela borda jardines
en telas de lino blancas.

Las manos revolotean
con el compás de la danza
de esos mayos que florecen
en margaritas y dalias,
Y hasta el aire se confunde
y se derrama en lavandas.

Al calor de la solana
La abuela borda jardines
que no piden sol ni agua.

Borda la abuela esperanzas.

miércoles, 22 de junio de 2011



Ven,
 arráncame la nostalgia de la piel.
Este ayer que se encalló en las venas,
el calendario muerto
donde se oxidan los sueños sin remedio.

Ven,
que llegue tu deseo
bailando en la yema de los dedos
y se llene de música el silencio.

Ven, que yo me atrevo,
que de nuevo me tiro sin red
para robarle los pulsos a la vida.

martes, 3 de mayo de 2011



Ha devastado tu casa un racimo de muerte,
una cepa maligna que se enquista en la piedra
y tiñe de luto la tela de tus sargas.

Largo sea tu invierno, madrina,
y gélido el viento que te muerda los huesos.
Desde Santarem, día y noche rezo
para que Dios no cese en su castigo.
Que se vuelva amarga en la boca tu saliva
y el dolor te encoja las entrañas.
Que se agote en una luna tu semilla,
y no herede tu sangre los trigos de mi reino.

Usurpadora impía.

Porque mi nombre aún rueda por los campos
teñido su honor de bastardía,
mientras yo palidezco en un convento
de una tierra que también pudo ser mía.


       (De Juana la Beltraneja para Isabel la Católica, su  madrina)

viernes, 1 de abril de 2011

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Te quiero en el recuerdo
vestido con mis sueños,
envuelto en mis quimeras.

No quiero despertar
y ver que no eras tú,
que un extraño se llevó
el beso y la caricia,
que el tiempo aquel no fue
ni estalló en mi reloj la primavera.

No te quiero
despojado de lo azul,
desconocido,
robándome las horas y los soles.

No quiero limpia la pizarra,
prefiero enredarme con engaños,
olvidar la lejanía de tus ojos.


jueves, 24 de marzo de 2011


       Hay que desconfiar de la palabra y, especialmente, de ese juego de palabras que es la literatura. Porque la palabra es poderosa. Porque puede trastocar el mundo y de hecho, lo hace sin ningún rubor.
     Imagina un “aquí te pillo, aquí te mato” amoroso, una historia más vulgar que sórdida, una de esas historias que pasan continuamente, que todo el mundo conoce porque lo ha vivido o le han contado. Esa historia, con las palabras adecuadas, será un mágico encuentro, una pasión arrolladora, una tensión sublime o un idílico romance. Será lo que quiera el dueño de los nombres, el alquimista de los adjetivos, el brujo que maneje los sutiles vocablos. Al contrario, si quieres reventar un sueño, es fácil invocar el patetismo que siempre subyace en los besos, la vergüenza de las miradas sin tino, la gran ironía del amor que nos vuelve ridículos, infantiles, despojados y ciegos.
     El escritor sabe que la vida y la literatura son mundos distintos y a menudo, ajenos. El lector a veces lo intuye; otras se tira sin red, se zambulle en el engaño arrojado, tierno. Ignorante, inconscientemente, se deja llenar de brumas y nostalgias, ríe por cosas que, si pensase, le harían llorar y llora por pasajeros caprichos, se enamora, desprecia, siente miedo, angustia, soledad..., decide que su relación es absurda, se reconoce afortunado, piensa en Dios, en la moral, en la rutina de las horas...
       Y, cuando termina de leer, ya no es el que era. Ya nunca será el que era.
Hay que desconfiar de las palabras, especialmente...

domingo, 13 de marzo de 2011

MANIOBRA DE DISTRACCIÓN

Los amantes de Hong Kong /  Hong Kong lovers por Roberto Marquino

    Estaba tan enamorado que cualquier movimiento que ella hacía , le parecía que lo hacía para buscarle. La deseaba tanto, que si coincidían en un café y ella le preguntaba la hora, él inventaba excusas para anular la cita.
De repente, no soportaba el desenfado de su voz, ni esa manía suya de andar acariciándolo todo con tactos leves como vuelos, ni el arpón desaforado de su risa..., todo en ella le disgustaba.
Una noche, después de un par de copas en un local medio vacío, la encontró apoyada en un coche, aislada en otro abrazo, tan ajenos los amantes que ninguno se volvió al ruido de sus botas. Obstinadamente, rehizo la delicada telaraña de sus sueños y decidió que ella quería darle celos.
Al día siguiente, se encontraron de nuevo. Desprevenido, el hombre la miró a los ojos, y en aquella amable lejanía él supo sin excusas quién era el que buscaba.
Y la soledad se le echó encima.

jueves, 3 de marzo de 2011

REUNIÓN DE ACCIONISTAS



- No, estimados socios, no son palabras mayores. Repartir el capital sí sería, en estos momentos, un riesgo impredecible. Sin embargo, optar por una adecuada inversión de beneficios, por una recapitalización, redundaría sin duda en la obtención de jugosos dividendos en un futuro cercano. Por no hablar de la consolidación de la empresa, aunque esto implique exprimir un poco más a nuestros siempre fieles socios capitalistas.
- Vale, tío, que te compramos el bafle, pero las pelas que faltan se las pides tú al pariente- dijo el Jabo mientras le pasaba el canuto al batería.

jueves, 3 de febrero de 2011

¡Ay, qué de guerras perdidas!
¡Ay, qué de guerras ganadas
cuando la noche es eterna
y los minutos se arrastran!

Que venga una lluvia clara
que disuelva en aguaceros
esta pena que se encalla
como veneno en la sangre,
como astillas en el alma.

                                                ¡Qué de batallas perdidas
                                                cuando el olvido se escapa!

miércoles, 26 de enero de 2011



   Porque me quieres sin reservas
   a pesar de mis funestos despertares, 
   a pesar de mis perezas,
   de las miserias pequeñitas de la vida,
   de las verdades duras como piedras.

   Porque te quiero sin reservas
   a pesar del cansancio de las horas,
   a pesar de las trampas de la pena.
   
   Por eso me acomodo
   y voy siguiendo la huella de tus pasos.
   Por eso amueblo mi futuro
                                                                                       en el cálido regufio de tus brazos.